En el 2011, saludando la redacción de Rabia y Acción (que en aquel entonces aún no había expresado posiciones a favor de cierto racionalismo), nosotrxs de Culmine, citando el pensamiento del Punky Mauri, expresamos nuestras posiciones relativas al rechazo de todas las formas de dominación y sobre la deseable extinción de la especie humana. En ese saludo nos definimos como anarquistas, individualistas, veganxs y primitivistas. Sobre nuestros anarquismo, individualismo y veganismo no tenemos nada más que añadir; mientras en relación con nuestro primitivismo advertimos la necesidad de delinear algunos aspectos que nos pertenecen.
El hecho de definirnos primitivistas a nosotrxs mismxs en el texto en cuestión (que ahora publicamos en su totalidad) legitimaba por un lado la crítica radical hacia la civilización, por el otro la necesidad de recordar que esta crítica pierde su sentido sin un análisis previo del problema de la “explosión demográfica” y, en consecuencia , “la extinción de la especie humana” (es un hecho que la presión demográfica de los seres humanos se ha vuelto insostenible desde la revolución industrial). Actualmente tendríamos la misma posición, si bien somos ferozmente contrarixs a los desvíos, académicos y no sólo, debidos al abuso del concepto de primitivismo muy a menudo vendido como un retorno trivial y simplista a una vida de caza y recolección. Estas desviaciones se revelan en los mitos y estereotipos tales como: “arco y flecha”, “armonía con la naturaleza”, “relación de empatía con los animales”, “ausencia de jerarquías”, “sacralidad de la vida otorgada por la Madre Naturaleza”, “tribus salvajes”,”edulcoración de la suferencia y de la muerte de los seres vivos.” En este sentido, nos compartimos los conceptos de delirium tremens cuando escribe:
a) lo que sucedió hace miles de años nadie puede probarlo (¿tal vez no sean el resultado de un STI esos métodos “científicos” que presuntamente nos dicen con certeza cuanto era bello o malo el mundo ekis tiempo atrás?).
b) El concepto de armonía con la naturaleza es culturalmente un invento. No sólo cada cultura desarrolla su propia idea de naturaleza, sino que la armonía con ella es percibida como tal por aquellxs que viven a menudo de una manera totalmente opuesta (¡cuál armonía con la naturaleza, por ejemplo en la selva tropical, puede vivir un ser humano nacido y crecido hoy en día en la ciudad?).
Creemos que cada individux tiene su propio imaginario de “naturaleza” y / o “salvaje” y que esto sea uno de los estímulos que tendrían que persuadirlo a actuar en contra de lo existente. En cualquier caso, siguen siendo válidas la preguntas contenidas en nuestro saludo a Rabia y Acción; ¡qué estimulen pensamientos explosivos e incendiarios!
per l’Anarchia!
Culmine
marzo 2012
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Saludos de Culmine al ultimo numero de Rabia y Acción
“Para mi la raza humana debería ser aniquilada,
en realidad inclusive nosotros,
dado que considero que es el ser humano
el mayor enemigo de la naturaleza.
Como agente destructor es el más nocivo
para el planeta y por lo mismo merecemos
nuestro propio exterminio”.
Mauricio Morales
Nos ahorramos la lectura de las premisas triviales en torno a todo lo que el actual sistema de dominación continúa haciendo creer al ser humano de que es el centro de los seres vivos y, por eso, está legitimado a utilizar cualquier recurso tecnológico que justifique su fin.
Nos ahorramos, además, el resumen simplista de las distintos períodos históricos y/o prehistóricos (aunque teóricamente estimulantes) en que el ser humano parece haber sido libre de toda forma de dominación (nos parece irrelevante frente a la explosión demográfica evidente y continua).
Culmine, de hecho, siempre compartió las palabras del Punky Mauri, mismas que quisimos citar para dar comienzo a este breve texto. La extinción del género humano sería, en nuestra opinión, unas de las posibles conclusiones de un ecologismo radical, teniendo en cuenta la actual insostenibilidad demográfica en el planeta
Al mismo tiempo, compartimos opinión con aquellos que se niegan a considerar a la naturaleza o a la Tierra como madre y al resto de los seres no humanos como hermanos y hermanas, repudiando así al sistema jerárquico representado por la familia, al igual que todas las instituciones sociales que reafirman, una vez más, los mecanismos de dominación.
Como anarquistas e individualistas estamos convencidos que se tendrá que empezar por la destrucción de conceptos (y prácticas) de “colectivismo”, “masa”, “pueblo”, “sociedad” que, a su vez, crea las categorías de “oprimidos”, “extranjeros, “privilegiados“, “desviados”, etc.
Es el individuo, quien –estableciendo relaciones libres y a su antojo con otros individuos– tiene que poner en práctica su instinto de liberación; liberación, en primer lugar, de los estereotipos que intentan encerrarnos en una casilla predeterminada como “miembros de la sociedad” sin la menor autonomía.
Mientras continuemos utilizando los recursos que esta “sociedad” nos propone o que, más bien, nos brinda como necesarios, no seremos libres sino que seguiremos atrapados en los términos de una mediación continua. Si deseamos rechazar también esta mediación, entonces, no nos queda otra opción que la destrucción: en primer lugar, la destrucción de las ciudades y de todo lo que ellas implican, en particular, a todo lo relacionado con la tecnología y la economía.
Pero, a este nivel de discusión, surgen varias preguntas espontaneas:
¿estamos realmente seguros de llegar a vivir fuera de la urbanización y, aún más, abandonando la ciudad vamos a tener necesariamente ante nosotros algo menos alienante (la domesticación de la Tierra y de los animales)? ¿Intentaremos alguna vez renunciar en serio a la tecnología (¿mataríamos animales para cubrirnos?)? ¿Podremos prescindir de cualquier medio de transporte (ya sean tecnológicos, desde nuestra perspectiva anti-civilización o, usando animales, desde nuestra posición como animalistas, veganos y anti-especistas)? ¿Cuál sería el lugar destinado para las computadoras e Internet?
Como veganxs y primitivistas creemos tanto en la liberación de la Tierra como en la de los animales, sin embargo, nunca nos permitiríamos, por ejemplo, obstaculizar en el proceso de depredación natural (animal y vegetal) ni proteger del dolor, del sufrimiento o de la muerte a seres considerados vulnerables, esto significaría secundar (aun involuntariamente) la idea antropocéntrica que identifica al ser humano como salvador/protector/libertador. La liberación de la Tierra y de los animales es deseable cuando implica la destrucción de las jaulas y de los instrumentos de tortura y de dominación del ser humano sobre toda la naturaleza.
De hecho, no podemos sentirnos condenados a la inmovilidad aún estando conscientes de algunas contradicciones inevitables; lo que hemos argumentado arriba no es una invitación a realizar una pausa de reflexión sino un llamado a acelerar el proceso de aniquilación de todo lo existente.
¡Viva la naturaleza salvaje!
¡Viva la Anarquía!
Culmine