(es-it) El anarquista Giuseppe – Breves apuntes sobre la solidaridad revolucionaria anarquista y la lucha contra la cárcel.

En base de algunos argumentos demandantes a tratar el tema de la Solidaridad y las prisiones desde una perspectiva anarquista, me he interesado por escribir estas líneas, que espero clarifiquen la perspectiva anarquista en cuanto a la solidaridad revolucionaria, la diferencia que hay entre esta y el apoyo necesario. Consecuentemente estas posiciones son abiertamente debatibles.

Cuando como ácratas insurreccionales hablamos sobre la solidaridad explícitamente nos referimos al acto que además de brindar apoyo a nuestros compañeros, sea un ataque a los intereses del Estado/Capital, rompa también con los valores del sistema tales como la compasión o la obligación. Valores que derivan en un análisis y una practica poco nutrida acerca de la solidaridad que es necesaria para apoyar a los compañeros presos y el como este acto de solidaridad va aunado a la lucha misma. Esta solidaridad revolucionaria de la que hacemos hincapié es el acto que a su vez que reivindica la guerra que nuestros compañeros presos están librando contra el sistema carcelario, va dirigida para sabotear los intereses del Estado/Capital, responsable directo de la existencia de las cárceles.

Sabemos muy bien que en la gran mayoría de los casos es imprescindible el “apoyo necesario” el cual podemos traducir en donaciones monetarias, cartas al compañero en cuestión, asesoramiento legal, difusión de sus palabras u aportes y sobre todo de sus casos. Pero lo que digo en concreto es el no reducir toda la solidaridad a estas cuestiones de apoyo, así como también el mantener este apoyo necesario lejos de basarlo en meros sentimentalismos que se puedan confundir fácilmente con los valores inculcados por el sistema, precisamente como la compasión e incluso la lástima. Debemos de marcar una clara diferencia entre las ONG y demás grupos izquierdistas que no se cuestionan en un sentido amplio el sistema penitenciario ni la existencia del concepto de cárcel también en nuestras vidas cotidianas. Entre otras cosas, nuestros grupos de apoyo necesario a presos deben de partir de una lógica de destrucción de la prisión y contraponer esta lógica a las de las ONG que no pretenden terminar con las prisiones, y que muy por el contrario con sus valores y sus practicas reformistas solo fortalecen a la eterna existencia de estas, solo que mas democratizadas, menos “brutales”.

Esto lo digo en base de que muchas, en si la gran mayoría de ONG y grupos izquierdistas supuestamente anti-carcelarios precisan y defienden la existencia del Estado/Capital, o bien, las llamadas “cárceles del pueblo”. Muchos núcleos del tipo luchan no por la destrucción de estos centros de exterminio –y en muchos casos ni siquiera cuestionan ese punto-, sino por su reformación, incluyendo en esta reformación la justicia sistemática. Los anarquistas debemos de partir de un punto radicalmente diferente.

Las cosas que se hacen son porque es necesario hacerlas, por una posición de apoyo mutuo entre afines que es la base de la libre asociación anarquista, porque dentro de la lucha misma contra una verdad absoluta que es en si la existencia del Estado/Capital[1] es necesario atacar sus derivados que son las prisiones, las cuales son base también de su funcionamiento. Estos actos solidarios no se hacen basados en un sentimiento de culpa o responsabilidad.

Pero esta solidaridad revolucionaria que es lanzada en forma de ataque y que preciso definir en estas líneas debe se ser sin mediación y dialogo alguno con los opresores, y tener en claro que nuestro puñal apunta no a la reformación ni a la abolición, apunta a la destrucción de la prisión como institución, como concepto y hasta como relación social. Aunque si hablamos de destruir la prisión como concepto y relación debemos ampliar nuestra perspectiva y decir mas bien que estamos por la destrucción de la cárcel, de cualquier tipo de cárcel que priva de la libertad a un individuo u animal no humano. Entendiendo por esto que también es encierro y privación de la “libertad” desde los manicomios hasta los circos, y por supuesto las ciudades, las enormes prisiones que privan del fluir natural de la vida. Toda la civilización en su conjunto es una enorme cárcel que merece ser destruida.

La solidaridad que es enfocada en forma de acción contundente contra los poderosos y sus instituciones es la única que puede formar parte activa de la lucha, y de eso las escenas locales y los grupos anarquistas de acción se han encargado de demostrar, que aun pese a los golpes que hemos recibido –en muchos casos certeros y contundentes- los aparatos represivos no han podido lograr su cometido, que es en si parar la revuelta ya sea por medio de la inculcación del miedo o por desviar nuestra total atención exclusivamente hacia la liberación de nuestros compas presos y ver esta lucha como una lucha aislada de la misma que precisamos. Hemos demostrado que la solidaridad revolucionaria con nuestros afines presos en guerra esta en la lucha misma, en el ataque cotidiano contra las estructuras del poder y por mas golpes que nos logren asestar no podrán –ni han podido- parar la acción anarquista por la destrucción total del sistema de dominación.

 

¡Por la destrucción total de las cárceles¡

¡Por la libertad de nuestros compañeros presos en guerra!

¡Por la abolición de la propiedad privada!

¡Por el ataque incontenible y cotidiano contra el Estado/Capital!

¡Viva la coordinación internacional anarquista!

¡Viva la FAI!

 

El anarquista Giuseppe

 

 

[1]Aquí quisiera puntualizar que existe una verdad absoluta de la cual creo se derivan las verdades únicas que cada cual vive dependiendo de sus condiciones. Ya que la “pobreza” existe al igual que la destrucción del medio ambiental a causa de la existencia del Estado/Capital, o bien podríamos presumir que es a causa del Tecno-sistema. Entonces reconozco –aunque quizás entre en contradicción- que es necesario atacar objetivamente al Estado/Capital y mantener un rechazo profundo a los valores que conforman la sociedad de masas, que en si esta es la responsable de dar el buen funcionamiento a la maquinaria coercitiva.

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El anarquista Giuseppe – Brevi appunti sulla solidarietà rivoluzionaria anarchica e la lotta contro il carcere.

 

Sulla base di alcune questioni riguardanti i temi della Solidarietà e delle prigioni scrivo queste righe che, spero, chiariscano la prospettiva anarchica in relazione alla solidarietà rivoluzionaria, ed alla differenza che c’è tra questa ed il necessario appoggio. Si tratta di posizioni sono apertamente discutibili.

Quando come anarchici insurrezionali parliamo di solidarietà, ci riferiamo esplicitamente al gesto che oltre a dare l’appoggio ai nostro compagni, attacchi gli interessi dello Stato/Capitale, spezzi i valori dello stesso sistema quali la compassione o il dovere. Valori che sfociano in un’analisi ed una pratica poco fondate sulla solidarietà necessaria per appoggiare i compagni prigionieri e su come questo gesto solidale sia associato alla stessa lotta. Questa solidarietà rivoluzionaria sulla quale poniamo la nostra enfasi è il gesto che rivendica la guerra che i nostri compagni prigionieri stanno scatenando contro il sistema carcerario, e che dev’essere diretta a sabotare gli interessi dello Stato/Capitale, diretto responsabile dell’esistenza delle carceri.

Sappiamo molto bene che nella gran parte dei casi è imprescindibile il “necessario appoggio”, che si traduce in benefit, lettere al compagno in questione, consulenze legali, diffusione delle sue parole o dei suoi contributi ed in particolare del suo caso. Ma quel che dico è che non è possibile ridurre tutta la solidarietà a queste questioni di appoggio, così come il mantenimento di questo necessario appoggio sulla base di un mero sentimentalismo, in modo che possa esser facilmente confuso con i valori inculcati dal sistema, proprio come la compassione o persino il biasimo. Dobbiamo marcare una netta differenza con le ong e gli altri gruppi di sinistra che non mettono in discussione il sistema penitenziario o l’esistenza del concetto del carcere nella nostra stessa vita quotidiana. Tra le altre cose, i nostri gruppi di necessario appoggio ai prigionieri devono partire da una logica di distruzione delle prigioni e devono contrapporre questa logica a quella delle ong, che non vogliono finirla con le prigioni e che, anzi, con i loro valori e pratiche riformiste rafforzano solo l’eterna esistenza delle stesse, anche se rese più democratiche e meno “brutali”.

Questo lo dico perché la gran parte delle ong e dei gruppi di sinistra, ipoteticamente anti-carcerari, ha bisogno e difende l’esistenza dello Stato/Capitale, o meglio le cosiddette “prigioni del popolo”. Molti nuclei di questo genere non lottano per la distruzione di questi centri di sterminio -ed in molti casi non prendono nemmeno in considerazione questo punto- ma lottano per la loro riforma, includendo in essa la giustizia sistematica. Noi anarchici dobbiamo partire da un punto radicalmente diverso.

Le cose si fanno perché bisogna farle, per una posizione di mutuo appoggio tra affini che è la base della libera associazione anarchica, perché all’interno della stessa lotta contro una verità assoluta che è in sé l’esistenza dello Stato/Capitale [1] è necessario attaccarne i derivati che sono le prigioni, alla base del suo stesso funzionamento. Queste azioni solidali non si potranno fare sulla base di sensi di colpa o di responsabilità.

Ma questa solidarietà rivoluzionaria che viene lanciata sotto forma di attacco e che voglio definire in queste righe, deve essere senza mediazione e dialogo alcuno con gli oppressori, e deve esser certo che il nostro pugnale punti non alla riforma né all’abolizione, bensì punti alla distruzione della prigione come istituzione, come concetto e persino come relazione sociale. Anche se parliamo di distruggere la prigione come concetto e relazione, dobbiamo ampliare la nostra prospettiva e dire piuttosto che siamo per la distruzione del carcere, di qualsiasi tipo di carcere che privi la libertà di un individuo o animale non umano. Intendendo con ciò che reclusione e privazione della “libertà” sono anche i manicomi ed i circhi, e naturalmente le città, quelle enormi prigioni che privano il flusso naturale della vita. Tutta la civilizzazione nel suo insieme è un enorme carcere che merita di di esser distrutto.

La solidarietà che si focalizza sotto forma di azione contundente contro i potenti e le loro istituzioni è l’unica che può esser parte attiva della lotta, e di questo gli scenari locali ed i gruppi anarchici d’azione si sono incaricati di dimostrarlo, nonostante i colpi ricevuti -in molti casi diretti e contundenti-. Gli apparati repressivi non sono riusciti nel loro intento, che è quello di fermare la rivolta sia inculcando la paura, sia deviando la nostra totale attenzione esclusivamente alla liberazione dei nostri compagni prigionieri, facendo percepire questa lotta come isolata da un contesto più generale. Abbiamo dimostrato che la solidarietà rivoluzionaria verso i nostri affini prigionieri in guerra è nella lotta stessa, nell’attacco quotidiano contro le strutture del potere e, nonostante i colpi che riescono ad assestarci, non potranno -né hanno potuto- fermare l’azione anarchica per la distruzione totale del sistema di dominazione.

 

Per la totale distruzione delle carceri!

Per la libertà dei nostri compagni prigionieri in guerra!

Per l’abolizione della proprietà privata!

Per l’incontenibile e quotidiano attacco contro lo Stato/Capitale!

Viva il coordinamento internazionale anarchico!

Viva la FAI!

 

El anarquista Giuseppe

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[1]Qui vorrei puntualizzare che esiste una verità assoluta dalla quale credo originino delle verità uniche che ciascuno vive dipendendo dalle sue condizioni. E’ un dato di fatto che la “povertà” esiste come la distruzione ambientale a causa dell’esistenza dello Stato/Capitale, o meglio potremmo presumere a causa del Tecno-sistema. Quindi, riconosco -anche se forse entro in contraddizione- che è necessario attaccare oggettivamento lo Stato/Capitale e mantenere un profondo ripudio dei valori che conformano la società di massa, che in sé è la responsabile del buon funzionamento del macchinario coercitivo. 

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