Solidaridad activa con el compañero Luciano Pitronello, Tortuga

Por la expansión de la memoria y la acción

En Chile desde el 2004 aproximadamente, la disidencia anárquica y antiautoritaria ha crecido de forma explosiva. La presencia en calles, barrios, y universidades se ha incrementado de manera indudable, expresando el rechazo a la autoridad, el Estado y el capital.

Es en ese contexto que diversos grupos deciden pasar a la ofensiva declarada e ilegalista contra el Estado. Así se atacan con artefactos explosivos diversas instituciones bancarias, cuarteles policiales, iglesias y centros del divertimento de la burguesía o los desclasados.

Cada ataque es reivindicado mediante comunicados, cuyos nombres recuerdan a luchadorxs que murieron años atrás. Se cuida en cada acción no herir o dañar a cualquier persona ajena a la institución elegida para atacar.

Este hecho no es menor, pues evidencia en la práctica que existe un reconocimiento a cabalidad de quien es y donde se oculta el enemigo y no se lo confunde con cualquiera. Esto demuestra a la larga una proyección de lucha y no el simple deseo de figurar, como ocurre con las derivas militaristas, el fetiche adrenalínico o la acción por el ego.

Así los ataques se suceden, aumentando con los años su osadía y complejidad. El poder se encuentra burlado desde el interior mismo de la panóptica ciudad, por lo que se hará sentir la rabia histérica que suda desde los salones ministeriales.

Comienza entonces el proceso de cacería, se desata la persecución no solo judicial sino que también mediática. Se amenaza y persigue a través de los medios oficialistas a reconocidxs anarquistas, ex prisioneros políticos y a quienes han transformado la solidaridad en una reivindicada práctica continua.

Tras años de investigaciones, interceptaciones telefónicas, seguimientos, filmaciones y puntos fijos, los diversos organismos policiales son incapaces de dar con los responsables de los ataques.

Pero una gélida madrugada del mes de mayo, agilizará los pasos policiales. El 22 de mayo de 2009, muere el compañero anarquista Mauricio Morales (27 años). La carga explosiva que portaba, explota en sus manos, matándolo en el acto.

Se encontraba a media cuadra de la escuela de gendarmería, institución que tiene a su cargo las cárceles del país, responsable directa del encierro de cientos de miles de prisionerxs.

La muerte del compañero Mauri encausa inmediatamente los dardos policiales hacia su entorno y núcleos de compañerxs. Así los espacios contra-culturales que Mauri visitaba, son apuntados y atacados, tanto el mismo día, como con el devenir de los meses.

Se allanan casas, secuestran a compañeros, se desalojan okupaciones y se estrechan los círculos. Mas allá de lo certeras o falsas de las conjeturas del poder, lo cierto es que se hostiga y acosa en función de relaciones de afecto y compañerismo.

Cualquiera que haya compartido con el compañero Mauri y que no acepte quedarse calladx como forma de recuerdo, pasará inmediatamente a engrosar la lista de supuestos culpables.

Pese al adverso del contexto, aún quedan puños en alto, compañerxs que no se callan, que no se resignan… aún quedan quienes sonríen con cada desborde y acto de insumisión. El dolor es terrible, pero muchxs se levantan, tranformando el dolor en rabia. La cicatriz permanente les recordará cada día la pérdida del compañero.

Los ataques siguen y la cara de vergüenza de los poderosos se pasea exasperada, pues la acciones directas llegan incluso a dos cuadras de la casa del presidente. Lxs anarquistas se ríen… y sonoramente.

El poder cobrará su inoperancia de descubrir a lxs responsables de las acciones, atacando a 14 compañerxs, encarcelándolxs bajo la burda y ficticia acusación de conformar una asociación ilícita terrorista. Dicho grupo sería el supuesto responsable de al menos 30 de los ataques producidos en la capital.

El proceso investigativo, denominado por la prensa como “caso bombas”, agrupa forzosa y antojadizamente a 14 personas que no se conocían entre si, que ni se vinculaban, en algunos casos, siquiera políticamente.

Los cargos mismos que pesan sobre lxs compañerxs son un golpe burdo e ignorante, pues históricamente lxs anarquistas jamás se han agrupado en torno a un líder o cúpula. La asociación ilícita, como concepto atenta contra las bases mismas de la organización anárquica y horizontal, pero cuya aplicación lo único que persigue es el abultamiento de las posibles condenas.

El poder sonríe mediante la prensa, pues ha desatado la venganza sobre un entorno difuso que cuestiona la existencia misma de la autoridad. Llueven insultos y el miedo se extiende, haciendo replegar a muchxs que callan y se estancan como única respuesta.

Pese a ello, no todo es silencio y siguen existiendo quienes utilizan todas las herramientas posibles para luchar contra la infamia del poder.

Lamentablemente, el 1° de junio de 2011, un terrible accidente marca con sangre una nueva fecha en el calendario. En aquella fría madrugada el compañero Luciano Pitronello, Tortuga (22 años) recibe el impacto terrible de la onda expansiva de una bomba casera colocada en una entidad bancaria.

El compañero Tortuga avanza herido y en shock, mientras las cámaras de seguridad graban esos cruciales minutos. El fuego devora sus ropas mientras sus pasos se encuentran desorientados por el dolor.

Al lugar llega la prensa casi inmediatamente. Como buenos mercenarios apuntan sus cámaras con las morbosas intenciones de vulnerar los sentimientos de Tortuga y sus cercanxs.

Así el compañero es filmado herido y desnudo, bañado en pólvora y gritando de dolor. Estas imágenes serán repetidas de manera continua como mejor propaganda de la miseria del capital y su cultura de soberbia.

 

Un compañero está herido y en manos de la policía, razón suficiente para solidarizar”….

Tortuga es trasladado a un hospital, donde se le amputa la mano derecha y tres dedos de la izquierda. Sus ojos presentan grave daño producto de las esquirlas, pudiendo distinguir solo formas difusas. Su audición también presenta daño y es sometido a decenas de injertos de su propia piel.

Está plagado de heridas y su condición es grave. Aún así logra salir adelante, sobreponer su cuerpo pese a enfrentar una situación muy compleja, tanto en términos de salud, de moral y de consecuencias judiciales.

A casi 4 meses de ocurrido el accidente de Tortuga, el compañero abandonó la clínica donde se encontraba recluido, siendo trasladado hacia el hogar de su madre, donde permanece bajo vigilancia policial y familiar.

Pues lamentablemente, en todos estos meses, su familia nuclear no solo ha colaborado con los organismos policiales entregando nombres del círculo de amigxs de Tortuga, sino que también ha desprestigiado públicamente sus ideas y formas de vida.

Este hecho tan lamentable, nos recuerda experiencias de otras latitudes, donde los propios hermanos o parejas, deciden colaborar con la policía, ya sea por miedo o recompensa económica.

Muy diferente a la actitud combativa y solidaria que otrxs madres/padres y familias que han dejado los pies en la calle durante años, exigiendo la libertad de sus seres queridxs o rescatando sus nombres del olvido.

El respeto a las ideas y decisiones de sus hijxs es imprescindible, para no convertirse precisamente en colaboradorxs de lxs enemigxs de sus hijxs o familiares.

La compañera de Tortuga, con quien tiene una pequeña hija de 3 años, ha sido el apoyo del compañero y ha sido de la misma forma blanco de la venganza tanto de la prensa como de la justicia. Siendo allanada su casa y expuestos datos íntimos como forma de doblegar su moral.

 

Cara a cara con el enemigo

Este 22 de septiembre el compañero Tortuga deberá enfrentar la formalización de cargos frente a los jueces chilenos.

Ese día el capital, el Estado Chileno y sus poderes, dejarán caer la venganza sobre el compañero. Venganza que ha sido orquestada y preparada minuciosamente, para que cada detalle lo golpee de forma certera.

El compañero Luciano, aún convaleciente de sus heridas y vistiendo un traje especial para quemaduras, deberá presentarse ante una sala atestada no solo de jueces, abogados y gendarmes, sino que también de mercenarios periodistas. Quienes no dudarán en fotografiar cada una de sus heridas y filmar cualquier dificultad para desplazarse que el compañero tenga.

Por ende la venganza que recibirá se compone de dos factores, uno netamente judicial, pues el compañero enfrentará a un tribunal que representa al orden social democrático/burgués. Tribunal que no dudará un segundo en sentenciarlo a una larga condena en algún moderno centro de exterminio. Buscando con ello dar una clara señal para todxs aquellxs que deciden desbordar la sumisa rutina ciudadana, la paz de cementerios que imponen como normalidad.

Pero un segundo aspecto, no menos importante, de la venganza orquestada por el Poder contra Luciano, tiene que ver con el nivel de exposición mediática.

El morboso espectáculo que se montará en aquella sala del tribunal, tiene como finalidad destruir al compañero, derrumbarlo política y anímicamente, atacar su moral y aniquilarla. Como asimismo, golpear a sus cercanxs y a aquellxs que se hermanan y/o solidarizan con él.

El Poder anhela convertir la vida del compañero Tortuga en el ejemplificador castigo, que infunda miedo y estancamiento en todos los sectores disidentes del teatro democrático…

Castigando a Tortuga, pretenden de paso castigar a todos quienes reniegan de internalizar el cuento del pacto social; ya sean los grupos anarquistas, que se asumen en abierta ofensiva contra el estado/capital, con sus símbolos y formas organizativas, como también todos los grupos e individuos de estudiantes que de forma insurreccional ganan las calles y dejan en ellas el sudor y la sangre, tras largas jornadas de enfrentamientos con la policía.

Todo el contexto vivido en el último tiempo sobre tierras de lo que se denomina Chile, constituyen un escenario más dentro de la guerra social que se libra en diversas partes del “globo”.

El desborde de la “protesta ciudadana” por parte de lxs incontroladxs, supera una vez mas con hechos y palabras el ansiado control social y el sentido de normalidad que instalan a través de los medios masivos.

Es en esta misma senda de lucha y acción, de persistencia y arrojo, que Tortuga tomó las palabras y los sueños, convirtiéndolas en armas, atacando a pesar de las posibles consecuencias que todxs conocemos.

El Estado/capital a través de sus aparatos jurídico/policial/mediático pretende que su autoridad no sea cuestionada. La difamación pública, la represión, la cárcel y las balas serán algunas de las variadas herramientas que utilizarán con en el objeto de doblegar las voluntades y las acciones de los irreductibles que no buscan el dialogo, porque se asumen en guerra contra toda autoridad.

En ese sentido el miedo, la parálisis, la pasividad o el silencio ante la situación que enfrenta Luciano es ceder en la práctica el terreno frente al enemigo. Nuestra resignación frente a lo que ocurra con el compañero, dará una victoria al poder y sus mecanismos de control.

 

El rol de los periodistas/policías en la agudización de los conflictos

El Estado, avergonzado por la falta de resultados concretos tendientes a dar con los responsables de los ataques explosivos que ha recibido, elabora ridículas teorías, que buscan sustento en la estupidez policial, los medios de comunicación y la masiva indiferencia.

Lamentablemente el accidente de Tortuga, les otorga la ocasión perfecta para ejecutar un inmenso aparataje al estilo del antiguo circo romano para aplicar sus leyes.

En este proceso de linchamiento público no solo se han involucrado policías y jueces, sino que los medios de comunicación masiva, juegan un rol fundamental. Cómplices, colaboradores y partícipes de las relaciones de poder.

No solo trabajan abiertamente con la policía, además no escatiman en esfuerzos para exponer pública y morbosamente los cuerpos de lxs compañerxs, ya sea con sus heridas expuestas, su cuerpo muerto o en el banquillo de lxs acusadxs.

Expusieron al hermano Mauri, mostrando su cuerpo muerto, provocando un profundo dolor en sus cercanxs y compañera. Inventaron una supuesta entrevista a falsos compañeros de Mauri, solo con el afán de desprestigiarlo e indudablemente, atacaron sistemáticamente a su entorno de afectos y compromisos. Validaron con sus reportajes infames, toda la jugada represiva del caso bombas.

La afrenta que hemos recibido de parte de lxs periodistas no puede olvidarse, no puede normalizarse e ingenuamente creer que son excesos de personas puntuales. Nos han atacado, han vulnerado el honor y la intimidad de nuestrxs hermanxs y esa vejación debe cobrarse, golpe por golpe, hasta hacerlos retroceder.

Es el trabajo de la prensa cada vez más comprometido en la lucha directa contra quienes pasan a la ofensiva, el que ha generado burdos estereotipos de quienes luchan. Sus reportajes infunden paranoia y demonización, generando conceptos como “vándalxs”, “desalmandxs” y “violentistas”, por citar algunos.

Instalan en estos días el premio al buen ciudadano, decretan el minuto de fama, para los imbéciles que colaborando con los organismos de control, asumen posiciones reaccionarias y delatoras en las movilizaciones estudiantiles.

Pero los lacayos periodistas no se han quedado ahí y dieron un paso más en perseguir, denunciar y difamar inverosímil y burdamente a lxs compañerxs. Han llegado al punto de que periodistas como Max Frick y F.A.V.P, se presentan como testigos protegidos en el caso bombas.

Sus testimonios, plagados de mentiras y revanchas personales, buscan condenar a lxs compañerxs en uno de los casos más mediáticos del último tiempo. Por sus declaraciones estos dos idiotas reciben protección y dinero por parte del Estado… sus vidas engordan cómodas, mientras nuestrxs hermanxs sufren el encierro.

 

Nuestra respuesta: solidaridad

Es frente a estos hechos y a la arremetida policial, que debemos dejar en claro que la solidaridad revolucionaria, el internacionalismo y la memoria activa, son elementos sustanciales e indisolubles en todo proceso de lucha.

A lxs compañerxs que están en la primera línea de fuego recibiendo los golpes del poder, nosotrxs, desde este pequeño gesto escrito, gritamos a todo pulmón: ¡¡solidaridad, memoria y acción!!

Nos hermanamos con todxs lxs que enfrentan directamente al capitalismo y nuestro grito se desgarra por quienes ya no están físicamente con nosotrxs. No lxs olvidamos, estamos con ustedes todo el tiempo y en todas las formas posibles, siempre presentes, eternamente presentes.

Es este el momento en que la consigna “nadie esta solx en la guerra social”, debe cobrar una especial significación práctica. Solo depende de nosotrxs, es cierto y de nuestras reales voluntades por concretar el esfuerzo solidario.

Todas las acciones son extremadamente valiosas y urgentes, las cartas, los panfletos, la discusión, la agitación, las bombas y el fuego, van alimentando el espíritu indomable de nuestrxs compañerxs.

Por ello el llamado es a organizar la solidaridad este 22 de septiembre. Debemos hacer sentir mediante todo tipo de gestos, a nuestro hermano y compañero, que los guerrerxs de todas las partes del globo le acompañan en este duro proceso. Porque la lucha es una, dentro y fuera, por la libertad. El olvido y el silencio… solo es característica de lxs traidorxs.

Debatir, difundir, atacar, ni un paso atrás frente al enemigo.

Fuego y más fuego para el capitalismo, sus defensores y sus falsos críticos.

Un saludo fraterno y total apoyo al compa Luciano en este difícil momento y en los que se vienen.

Espíritus insurrectxs: no se contenten con conmoverse por lo que ocurre con Luciano… de las palabras a los actos, las acciones nos hermanan, por muy negra que sea la noche.

Solidaridad activa, con los compañerxs en Chile, Grecia, Suiza, México, EEUU y todxs los cómplices de la revuelta en cada rincón del mundo.

Libertad a todxs lxs prisionerxs políticxs!! Fuego a la cárcel, fuga a lxs rebeldes!!

A la Kalle por los jóvenes asesinados durante las protestas estudiantiles: Manuel Gutierrez y Mario Parraguéz…no queremos justicia burguesa, buscamos el ajusticiamiento revolucionario…..

En memoria de nuestra querida compañera Claudia Lopez, joven anarquista asesinada por los pacos el 11 de septiembre de 1998 en la Población La Pincoya.

Septiembre Negro 2011.

 

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