colaboracion Anonim@s
Resulta muy difícil realizar esta reflexión que a continuación se presenta para ser compartida con diversxs compañerxs de lucha en esta y otras regiones. Difícil, porque surge como necesidad a partir de un suceso en específico y no de la generalidad ni cotidianidad de la lucha, que hoy, en estas tierras nos sitúa en un escenario lleno de rabia, dolor y búsqueda de claridad: lidiando diariamente en nuestras cabezas con la pregunta de cómo continuar con la lucha en el contexto que pisamos y sin olvidarnos jamás de nuestrxs hermanxs secuestradxs (pero a la vez sin que esto agote y exija todas nuestras energías).
Luego del secuestro de compañerxs anarquistas y antiautoritarixs en la Operación Salamandra liderada por el Fiscal Peña y vigilada de cerca por el Ministerio del Interior (Estado Chileno), se ha podido observar con bastante claridad cómo la represión y el intento de aniquilamiento contra las ideas/acciones que persisten fuera de las prisiones por parte del Poder no se ha detenido, e inclusive, ha caído en desesperadas jugadas que sólo buscan mantener sus patrañas y descaradas mentiras, con el único fin de extender el encierro de quienes ya se encuentran enjauladxs, y generar en el resto una sensación permanente de vigilancia y castigo.
Las tácticas del Poder para hacer sentir su presencia no se distancian mucho de las que se vivieron antes de ese 14 de Agosto: seguimientos descarados, controles de identidad, molestias en casas particulares y centros sociales, registro fotográfico de actividades y acciones públicas, todo para hacer sentir su putrefacto olor a control social. Si bien, aunque aún el Poder no se deja caer en las casas de solidarixs amigxs, antiautoritarixs, anarquistas y rebeldes de corazones indómitos, sí se puede observar con muchas luces que una nueva oleada represiva está a la vuelta de la esquina y que el camino para ella ha sido cuidadosamente preparado por lxs custodixs del orden.
Como las acciones del aparataje represivo no se han detenido, es preciso y urgente estar muy atentos a ellas, de modo que no nos tengamos que encontrar con nefastas sorpresas, como las que con algún tiempo de distancia se vivieron en Italia y Alemania, o incluso en otras regiones más cercanas y más recientes, donde la acción de la “inteligencia” del Poder ha llegado incluso a disfrazarse de grupos de acción, y ha realizado actos con el único fin de allanar aún más el camino para una cada vez más ofensiva oleada represiva en contra de lxs amantes de la libertad.
La madrugada del 7/03…
Decimos esto, y recalcamos lo difícil de la decisión, porque estas palabras apuntan a reflexionar sobre los sucesos acontecidos en la madrugada del lunes 7 de marzo en la comuna de La Reina de la ciudad de Santiago de este maldito $hile. Aclaramos de antemano que esta no es ninguna acusación porque no somos jueces de nada, porque no creemos ni en la culpabilidad ni en la inocencia como valores de relación humana, pero sí creemos fervientemente en la responsabilidad, y sobretodo en la responsabilidad de los actos y más aún cuando estos repercuten en las realidades de otrxs.
Lo que nos llama la atención…
Desde 1911 (cien años atrás) se vienen registrando “atentados explosivos” en la Ciudad de Santiago y en otros sectores de Chile. Cien años de decisión en la acción y moral revolucionaria que ha llevado a muchxs compañerxs a exponer sus propias vidas en cada acción de ataque a esta realidad que nos oprime, cien años en los que se han vivido distintos momentos, unos más intensos que otros: como los de los primeros años del siglo pasado donde comenzaron a explotar las bombas en las iglesias y los conventos, o los de los años 80 y la lucha antidictatorial donde eran atacados recintos simbólicos del poder, del orden, las policías, líneas de ferrocarriles, torres de alta tensión, embajadas, iglesias mormonas, etc. Hasta los últimos diez años en los que con mucha intensidad se han venido multiplicando los ataques contra espacios simbólicos del poderío del Estado y el Capital por parte de diferentes, autónomos y difusos grupos de acción. Cada una de etas acciones y sus reivindicaciones respectivas han presentado algunos matices distintos en cuanto a sus intereses y motivos de ataque, pero por lo general han tenido algo en común: sus mensajes son lo suficientemente claros y no dejan espacio a la duda (y cuando existe, entonces es preciso hacerla evidente, como ya ha ocurrido en debates de algunos grupos de acción), y sus ataques no han sido dirigidos nunca contra sectores residenciales o la “ciudadanía” propiamente tal.
Decimos esto, porque hace apenas unos días la autodenominada “Sección Clandestina Anticarcelaria Xosé Tarrío” a través de un comunicado divulgado por correo electrónico han aclarado que su objetivo fue atacar a la ciudadanía, alejando las especulaciones que la misma prensa a la que solicitan atención hacía sobre la posibilidad de que el artefacto utilizado tuvo que ser dejado de emergencia en el patio de una casa particular de un sector residencial perteneciente a una persona sin injerencia en esferas de poder. Quizá esta respuesta ya la tenían clara algunxs saboteadores que con un mínimo de experiencia saben que un artefacto construido sobre la base de un contenedor metálico relleno con p.n. y con un sistema mecánico de detonación en base a una mecha lenta de fabricación casera es extremadamente difícil, por no decir imposible, que presente una alteración en su mecanismo de detonación. La detonación de dicho aparato es completamente voluntaria, en caso contrario la mecha lenta casera puede ser cortada, apagada, mojada e incluso con bastante precaución, retirada.
De ninguna manera defendemos a la ciudadanía ni su pasividad ni mucho menos a la sociedad en su conjunto, evidentemente son parte del mundo en el que no queremos vivir, pero por lo mismo nos llama la atención que en un comunicado de reivindicación tan explícito en cuanto al objetivo de su ataque y con evidentes aspectos discursivos individualistas (hagamos el vándalo) y primitivistas (leyenda final), se haga una petición casi formal (aunque basada en una amenaza) a la prensa, para que cubra e informe sobre la situación de “los presos del 14 de agosto”, no de los compañerxs, hermanxs, etc… la utilización del nombre genérico es una primera duda, pero no tan profunda como que a la prensa se le acuse de responder a la clase dominante (y aquí se rompe completamente con los principios individualistas, primitivistas, o incluso más ampliamente antiautoritarios) ¿que acaso la prensa debe responder a los intereses de “otra clase”? ¿Por qué entonces se dice “mientras”, porque existirá un momento en que no será así, y si llega ese momento, a los intereses de quién responde, a los de otra clase? ¿Nuestra lucha se limita a las clases? O es por la Liberación Total??? (Y eso que el comunicado se llama “Por la Liberación”).
Incluso más allá de esto llama la atención que el comunicado, además de hacer explícito un mensaje de temor a la población, apuesta a la respuesta de otros sectores a una medida de presión, es decir: demanda respuesta. ¿Qué comunicado de los cientos que hay es demandante de algo? Más bien son multiplicadores y propagadores de la idea, pero no demandante ni al estado ni a otras instituciones de una respuesta específica a una demanda realizada. Y aquí se demanda que la prensa burguesa en su conjunto (canales de televisión, radios y periódicos) informe y de detalles de la situación de los compañerxs en huelga de hambre. E incluso yendo un poco más allá, las primeras diez líneas del comunicado abarcan completamente el primer artículo de la Ley Antiterrorista (contra la que hoy luchan lxs compañerxs secuestradxs) que define las características de un “delito” para ser considerado bajo esta legislación. Casualmente son generar temor en la población (“atacar a la ciudadanía”) y arrancar resoluciones a la autoridad o imponerle exigencias (demandas a la prensa).
Estas son dudas naturales luego de la lectura del comunicado de reivindicación del ataque. Y por ello hablamos de la difícil situación de pronunciarse desde el anonimato y no de la mano con otra acción, pero lo hacemos porque pensamos e insistimos en que no somos jueces de la acción en general, y que nuestra reflexión se refiere exclusivamente a esta acción en específico, y que es también una lucha contra el propio temor que el poder nos ha querido imponer, romper el silencio y referirnos a lo que ocurre a nuestro alrededor cuando ello nos atañe. Una vez más: no estamos acusando a la acción de ser un acto policial, simplemente queremos reflexionar sobre ella y ponerla, efectivamente, en dos escenarios, de la forma más analítica que se pueda.
Y si fuera policial???
No es novedad para nadie que el poder dispone de los recursos y personas necesarias para ser destinadas a la “Inteligencia”. La misma “Inteligencia” que años atrás se lanzó a la cacería de compañerxs de organizaciones marxistas revolucionarias, dejando como resultado a una cincuentena de compañerxs tras las rejas de la democracia. La misma “Inteligencia” que opera en las causas mapuches levantando montajes y falsos sitios de ataque y enfrentamiento. La misma inteligencia cuya oficina fue atacada hace cinco años y dio origen la investigación conocida como “Caso Bombas”.
Si el escenario fuese provocado desde el espectro de la “Inteligencia” creemos que lo menos es felicitar al analista (financiado y asalariado por el Estado) que resolvió esta acción, porque apuntó a muchos puntos sensibles de la acción y la lucha. Se configuró como el primer atentado explícitamente revindicado contra la ciudadanía (el de Falabella de hace algún tiempo nunca fue aclarado porque nunca se revindicó). Su reivindicación abarca todo el ancho de la Ley por la que se quiere condenar a nuestrxs compañerxs y en consecuencia es justificación para que sea utilizada con mayor vehemencia en contra de ellxs y lxs que puedan venir. Se realiza en una fecha muy cercana a un nueva incidencia del proceso judicial y en momentos en que su movilización toma presencia en las calles y sus pequeñas (pero no por eso menos valiosas) acciones comienzan a hacer visible el tema para muchxs (ni hablar de eso de “dormidos”). Ayuda a que la prensa (a la misma que le realiza su demanda) pueda extender (como ya se ha hecho en otros tiempos y otras latitudes, como pensando en Ravachol en la Francia de fin del siglo antepasado) la construcción del imaginario de un “terrorista” en el que si antes fue el abrigo largo y el sombrero de ala ancha, hoy es la ropa oscura, los polerones con gorro y las bicicletas, para ampliar infinitamente el espectro de sospechosxs y hacer que efectivamente eso infunda temor en otrxs. Utilizando el nombre de compañerxs de lucha ya muertos y que recordamos en libros, actividades, escritos, etc… la memoria no es frágil y esto ellxs lo saben, ya a través de los múltiples allanamientos se han hecho de más material del que podemos tener nosotros en nuestras manos actualmente. No olvidemos tampoco que Xosé Tarrío no es un nombre muy rebuscado, en la mayoría de los lugares con Biblioteca que allanaron estaba el libro “Huye Hombre Huye” escrito por él, y además, tampoco hace mucho otro secuestrado desde las mazmorras del capital hizo un nuevo prólogo para este libro recientemente editado en estas tierras.
Si es que fuera policial, felicitaciones: van armando rápidamente la atmósfera para justificar cualquier nueva ofensiva represiva en contra de más compañerxs. Pero están pisando un terreno muy fangoso, llevando a los extremos su propia moral del poder, demostrando que los límites de esta se pueden extender hasta afectar sin ningún remordimiento a “sus propios protegidos”(la ciudadanía), excusas para esto pueden sobrar para mantener su mentira viva, con una opinión pública de que el terrorismo en Chile existe, de que los anarquistas se han desquiciado y empezaron a herir gente (que no se lo merezca), que no nos extrañe si dentro de estos días ponen una bomba, matan a alguien y firman los policías con pseudónimos no muy difíciles de inventar.
y si no fuera policial???
Si la acción no viniera de una decisión de “Inteligencia” policial, entonces por lo menos, podemos decir que nos sorprende, que no la entendemos, que la encontramos completamente desacertada, y lo peor, que más que complicar a quienes pueden ser sus responsables, puede poner en mucho riesgo a otras personas que sí sienten a la represión en sus tobillos y que además no aporta en nada a la situación judicial de lxs compañerxs ni a la masificación y difusión de su movilización.
¿Habrá grupos tan irresponsables teniendo en cuenta la experiencia de años en la lucha directa por estas tierras como para atacar la vivienda de un NN c on el sólo fin de llamar la atención y de paso “atacar” a la ciudadanía?
¿Cuánto de esto beneficia y perjudica a lxs compas ya encarceladxs?
¿Cuánto beneficio pueden sacar los poderosos de este acontecimiento?
¿Cuánto?…
Lamentablemente tenemos que cuantificar el efecto de esta acción.
Sentimos que ni siquiera se vuelve coherente con los diversos discursos y posiciones de vida que pueden nutrir la lucha antiautoritaria. Las acciones en general hablan por sí mismas (y sus necesarias reivindicaciones son extensiones discursivas de las mismas, que apuntan a dejar en completa claridad sus motivos e intenciones), y esta vaya que da que hablar en vez de hablar por ella misma. En televisión lxs asquerosxs “expertos” se cansan en tratar de explicar que esto tiene que ver con aspectos rupturistas dentro de la misma lucha y de grupos cada vez más radicalizados, que es la consecuencia clara con un discurso que nos ahoga y voludeces de ese tipo, para nosotrxs es simplemente una pésima decisión que puede traer nefastas consecuencias o una acción de Inteligencia muy bien elaborada. Una completamente cuestionable, y la otra completamente aborrecible, pero que nos habla de los cuidados que debemos tomar.
El ánimo de estas palabras apunta a romper el miedo, para quebrar la inmovilidad, aquella que incluso nos impide pronunciarnos, y también para pensar con otrxs sobre los últimos sucesos y su naturaleza, sobretodo cuando se está poniendo en el medio a compañerxs y sus intereses. Sabemos que la lucha por lxs presxs no le “pertenece” a nadie, pero aquello nunca será significado de irresponsabilidad ni de silencio frente a la duda.
El llamado es a no decaer, este escrito no tiene la intención de apagar la llama insurrecta, todo lo contrario, es un llamado a estar atentos, cautelosos y sigilosos como gatos, seguir pasando a la ofensiva no significa perjudicar a nuestros compas más “visibles” en este momento, sino que es apoyarlos, animarlos, seguir avanzando en esta lucha por la destrucción de lo que nos oprime, pero siempre con un paso adelante. En estos ya varios años de ataques no han podido atrapar a lxs autorxs reales de los mismos, y esto ellxs lo saben. Sigamos así. La Guerra Social continúa. La lucha por la aniquilación del poder continúa y continuará, con cuidado, creatividad e ingenio. Hay que seguir de pie. Hay que seguir de pie como guerrerxs.
Esta reflexión es escrita con inmenso respeto para quienes están secuestradxs, para quienes vuelan lejos de las garras del Poder, pensado en quienes llevaron con dignidad y orgullo el amor por la libertad en sus corazones y que hoy no están con nosotrxs, y por sobre todo, a quienes siguen pasando a la accion, sin miedo. Respetos a todos quienes continúan con la frente en alto.
Que ninguna lucha sea en vano.
¡¡Presxs a la kalle!!